¿Qué hacer con un material de desecho que además emite radiación peligrosa? Un equipo de físicos de la Universidad de Bristol propone una respuesta revolucionaria. Han encontrado la manera de convertir esos desechos en baterías limpias que además duran miles de años.
El equipo británico no trabajaba directamente en baterías, sino en maneras de reciclar el combustible de las centrales nucleares más antiguas de Reino Unido. Los reactores Magnox de esas centrales utilizan grafito para mantener bajo control la fisión nuclear. El proceso convierte el material en un isótopo radioactivo, el carbono-14. Reino Unido tiene más de 100.000 toneladas de carbono radioactivo que no sabe cómo reciclar. La radiación que emite el material apenas tiene alcance al aire libre, pero aún así no es algo que se pueda enterrar en el primer agujero de la campiña inglesa que encuentren.
La solución del grupo de Bristol ha sido aprovechar una cualidad muy particular de los diamantes industriales. Cuando estas piedras reciben radiación generan una pequeña corriente eléctrica. Los investigadores han separado el Carbono-14 de las barras de grafito y lo han usado para fabricar un diamante radioactivo. Al chocar contra la red cristalina de moléculas que forman el diamante, las partículas beta del Carbono 14 generan electrones. Para aislar la radioactividad, el diamante radioactivo se ha recubierto de una segunda capa de diamante normal que aísla perfectamente la radiación y que encima genera más electricidad.
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El resultado es una piedra que emite electricidad sin partes móviles y que no contamina. La dureza del material garantiza que podríamos tragarnos esta batería sin tener ningún efecto secundario más allá de un difícil paso por el retrete. La batería, de hecho, emite menos radiación que un plátano.
Por si esto fuera poco, su duración está directamente asociada a la velocidad a la que decae el isótopo radioactivo que lleva dentro. Los investigadores calculan que después de 5.730 años aún estaría al 50% de carga. Probablemente cambiemos de smartphone antes.
La mala noticia es que la corriente que genera el prototipo creado en Bristol no es muy intensa, pero podría revolucionar sectores con necesidades de voltaje pequeñas y en los que no se puede o es complicado cambiar las baterías como los dispositivos médicos (marcapasos) o las sondas espaciales. La Universidad de Bristol ha solicitado más ideas para estas baterías en redes sociales mediante el uso de la etiqueta #diamondbatteries. [Universidad de Bristol vía New Atlas]
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