Durante los años 2011 y 2015, Coca Cola y Pepsi gastaron grandes sumas de dinero en patrocinar más de 96 organizaciones científicas y médicas. Aunque podamos pensar en causas benéficas, el objetivo de ambas multinacionales no era precisamente promover la ciencia, sino silenciar posibles estudios que dieran a conocer la relación entre el exceso de azúcar y las enfermedades como la diabetes o la obesidad.
La práctica no es nueva. En su día, la industria tabaquera también pagó millones de dólares para tratar de blanquear los efectos nocivos del tabaco. La actividad de Coca-Cola y Pepsi es tan extensa que se conoce como el lobby del azúcar,pero nunca hasta ahora se había cuantificado. Un nuevo estudio publicado por científicos de la Universidad de Boston en la revista American Journal of Preventive Medicine ha hecho precisamente eso.
Según sus conclusiones, la inversión en patrocinios de Coca-cola y Pepsi no solo ha sido amplia, sino que prácticamente siempre ha estado orientada a minimizar el impacto de estudios que les perjudicaban.
Según el estudio, el 97% de los patrocinios se realizó de manera previa a la publicación de estudios que relacionan el consumo de bebidas azucaradas con enfermedades como la diabetes o la obesidad. Entre las organizaciones financiadas está la Asociación de Diabetes de Estados Unidos, la Fundación de Investigación de la Diabetes Juvenil, o la Sociedad Americana de Cáncer. También contribuyeron en asociaciones de médicos, la Cruz Roja, y hasta el Centro de Control de Enfermedades.
Es especialmente significativo el caso de la ONG Save The Children, que promovió muy activamente la aprobación de un nuevo impuesto sobre el azúcar hasta 2010, en que dejó de hacerlo. En 2009 recibió una inyección de cinco millones de dólares donados por Coca-Cola y PepsiCo.
No solo ocurre en Estados Unidos. Como recogen en el diario El País, un equipo de científicos españoles realizó un estudio en 2013 que alertaba sobre el sesgo que provocan los patrocinios de Coca-Cola o Pepsi en la investigación sobre los efectos de sus bebidas. Hace solo unas semanas se descubrió que Coca-Cola había pagado a la Universidad de Harvard para eximir el azúcar de la incidencia de las enfermedades cardiovasculares y acusar solo al consumo de grasas saturadas.
La Organización Mundial de la Salud recomienda que solo entre un 5 y un 10% de las calorías que ingerimos al día provengan directamente del azúcar. En un adulto sano, eso son unos 25 gramos de azúcar al día. Una lata de Coca-Cola aporta 39 gramos. Hagan sus cuentas.
Si se hubieran hecho públicos hace décadas los estudios relacionados a los dañinos efectos del azúcar presente de manera abundante en las bebidas gaseosas, hoy en día es posible que muchas personas enfermas jamás hubieran tenido que atravesar dicho penoso proceso.
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