Un doctor afirma haber tenido una experiencia cercana a la muerte mientras se le practicaba una delicada cirugía.
A finales del año 2010, el Dr. Rajiv Parti, Jefe de Anestesiología en el Hospital Bakersfield Heart de California, fue internado de emergencia en el UCLA Medical Center, luego de haber sufrido complicaciones —más específicamente, septicemia— al operarse para extirpar un cáncer pancreático. Fue en ese momento cuando le sucedió algo que cambiaría su actitud altanera hacia la vida para siempre.
A pesar de sus más de 30 años en el campo de la medicina, y la postura puramente mecanicista y escéptica por parte de sus colegas, Parti piensa que existe algo más allá de la muerte y que lo relatado por aquella gente que ha sufrido experiencias cercanas a la muerte no puede ser explicado por medio de simples alucinaciones del cerebro. En su reciente libro «Muriendo por despertar» da cuenta de ello.
De acuerdo a lo relatado por el doctor, la anestesia general que le administraron no logró mitigar su dolor. Transcurridos 15 minutos de la cirugía, los médicos le insertaron un catéter y comenzó a sentir un ardor insoportable. Lo próximo que recuerda es sentir una inexplicable sensación de liviandad y verse a sí mismo sobre la mesa de operaciones.
Mientras «flotabla» libremente en la habitación, Parti dice haber escuchado lo que hablaban los cirujanos, y que uno de ellos hizo un chiste. Al mismo tiempo, también pudo visualizar a su madre vestida con un sari verde en su casa en India, a más de 12.000 km de distancia, hablando con su hermana acerca de lo que iban a preparar para comer: vegetales, yogurt, y arroz.
Sin embargo, de un momento para el otro, la experiencia que hasta el momento parecía inofensiva, se transformó por completo y Parti fue catapultado por una fuerza invisible hacia un «reino infernal» cubierto de nubes negras, rayos, fuego, y criaturas de aspecto demoníaco. En este lugar, apareció ante él toda la gente con la que había sido descortés en vida, incluyendo una paciente. «La pobre anciana con artritis solo quería hablar conmigo, todo lo que deseaba era un hombro donde llorar porque su marido estaba muriendo de cáncer», recuerda Parti del momento cuando en vida se había cruzado con esta mujer. «En lugar de eso, solo le di una prescripción y seguí camino». En ese infierno, sintió culpa por no haber sido más empático en esa situación.
En el medio de este horror, Parti comenzó a replantearse la vida extremadamente materialista que había estado viviendo, en la que siempre trataba de sacar ventaja de cada persona a la que conocía o pecaba de soberbio con aquellos que consideraba de estatus inferior al suyo. A medida que se desarrollaba la catarsis, el infierno a su alrededor fue desapareciendo y su difunto padre apareció para llevarlo a través de un túnel que conducía hacia «una luz tan potente como mil soles pero que no cegaba la vista» donde lo esperaban «dos arcángeles» que le transmitieron una sensación de paz y armonía.
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Fue en este punto cuando «despertó» en el hospital. Pronto pudo verificar con los cirujanos lo del chiste que había escuchado y, al contactar a su familia en India, que efectivamente en ese momento su madre vestía un sari verde mientras discutía con su hermana acerca de la cena.
«A partir de ese momento, todo cambió», confiesa Parti en un artículo publicado esta semana en la revista Time.
Poco después vendió su mansión a un cirujano amigo, se compró una casa más pequeña, e intercambió sus costosos automóviles por un Toyota Camry. Asimismo, se volvió un esposo más devoto, y renunció a su trabajo como anestesista de $60.000 al mes para ayudar a la gente con adicciones, depresión y dolor crónico. En resumen, se convirtió en lo que él mismo llama «un sanador de almas».
El Dr. Parti pasó a formar parte de ese gran grupo de personas que han estado en la entrada del Más Allá y vuelto para contarlo. En todos los casos y sin excepción, este tipo de experiencia empírica ha transformado por completo la vida de aquellos que ahora saben —o creen saber— que hay algo más.
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