Así como en la sociedad actual quienes despiertan su conciencia y comienzan a mirar todo de un modo diferente y terminan siendo desplazados por el Sistema, conviene preguntarse qué puede ocurrir en el microuniverso de una pareja cuando solo uno de ellos comienza a despertar.
De pronto, el hombre o la mujer comienzan a sentir esa fuerte motivación hacia la búsqueda interior, hacia la espiritualidad; entonces puede resultar que los efectos de la experiencia y la felicidad espiritual de alcanzar otro estado no se correspondan con lo que siente o piensa la pareja.
Las nuevas “ideas” pueden aparecer como extrañezas, incluso “locuras” para quien todavía no despegó su conciencia. Es lógico y normal que no se entienda este comportamiento, pues cada cual tiene su momento de despertar, su tiempo de “kairos” en el que se da cuenta del motivo de su existencia, aunque sea por un camino distinto al que la pareja descubrió.
Sin embargo, el abismo entre ambos es un riesgo muy común porque el que inicia al camino sabe que no tiene retorno, tampoco puede volver atrás, y entonces, comienza a tener sentimientos diferentes hacia todas las cosas…, incluso hacia su pareja.
El otro, el no iniciado, puede llegar a pensar que está perdiendo a su pareja al no comprender el cambio, porque quien emprende el camino espiritual dedica el tiempo a buscar, se convierte en insaciable buscador de sí mismo y de lo que le rodea, y sabe que no puede dejar de buscar.
¿Qué es lo que pasa? Sencillo, están vibrando el diferentes frecuencias, y aquel de los dos que se mantiene igual no puede soportar ese estado vibracional más sutil del otro.
En suma, cuando uno de los dos despega en el camino de la búsqueda de la Conciencia, pueden ocurrir dos cosas: que la pareja termine destruyéndose porque el que no evoluciona no puede soportar el cambio, o bien, que el otro comprenda qué es lo que está ocurriendo y eso fusione aún mejor los sentimientos y una más a la pareja.
En ambos casos, es un desafío para el Amor.
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