¿Cómo podemos crear un nuevo mundo si vivimos sumergidos en este? ¿Es posible presionar Ctrl+Alt+Del en el teclado de la vida y comenzar todo de nuevo? ¿O es posible dar algunos pasos en pro de una vida más justa para nosotros y nuestros seres queridos con pequeñas acciones radicales?
Walter Benjamin nos advirtió hace casi un siglo que “no hay afuera del capitalismo”: en su forma global, postindustrial, el capitalismo no es solamente un sistema de intercambios económicos, sino la subordinación de cualquier valor intangible a la lógica de producción y consumo. El Apocalipsis no tendrá la forma de una fanfarria de demonios y dragones, sino de un reality show con audiencias mundiales: un lento pero imparable deterioro de la conciencia, que ulteriormente llevará a su hundimiento.
¿Es posible hacer frente en un tono menos oscuro a una realidad geopolítica y económica que no parece ofrecer muchas alternativas para una vida consciente del medio ambiente y respetuosa de los demás seres (humanos y no humanos) con los que compartimos el planeta?
Una manera radical de enfrentar el problema, paradójicamente, parece ser dejar de ser parte del problema.
Esto suena fácil (y, como veremos, tiene un importante sesgo de clase), pero tal vez deberíamos considerar poco a poco que los cambios cosméticos en el rostro del capitalismo no pueden enmascarar para siempre su brutalidad y la reproducción de su crueldad inherente. Encontrar la alternativa será encontrar la tangente: desconectarnos de la Matrix podría comenzar con uno (o varios) de los siguientes puntos para salir del sistema:
1. Deja de alimentarlo
¿Qué entendemos por sistema? El sistema de poder: el gobierno, las instituciones, todo lo que organiza y administra formas de explotación. Dejar de alimentar al sistema es poner distancia entre tú y esas formas de poder. Esta distancia puede crearse de muchas formas: boicoteando marcas que afectan al medio ambiente o producen desigualdad social, dejando de participar en elecciones, o simplemente reduciendo tu huella digital: la información que le das a Facebook de ti mismx también alimenta a la máquina corporativa.
2. Mejora tu estado de salud
Además de la dependencia económica, la dependencia a la infraestructura de salud es un poderoso pilar de control. El ritmo de vida citadino deteriora el cuerpo a gran velocidad, ya sea por la pobre calidad de alimentación o la dificultad para hacer ejercicio. Una dieta balanceada y actividad física constante te permitirán tener salud y fuerza para buscar utopías (?).
3. Cultiva tu propio alimento
Un pequeño huerto comunitario puede ser la diferencia entre la independencia alimentaria y el subdesarrollo energético cuando los transgénicos invadan todo. El auge de mercados orgánicos aporta un sesgo de clase a la suficiencia alimentaria, pero no se trata de comprar lo orgánico por moda, sino de hacerse cargo de lo que ponemos en la mesa. Una mínima inversión y la información adecuada es todo lo que necesitas para comenzar tu huerto urbano.
4. Conviértete en tu propio banco
Hacerse cargo de la propia economía no requiere más que leer algunos libros al respecto y ser disciplinado con las finanzas. Comenzar una cooperativa de ahorro comunitario y administrar una caja común con familiares y amigos te permitirá adquirir la solidez financiera que los bancos nos han quitado mediante la especulación de capitales.
5. Practica el trueque
El trueque es sólo una de muchas alternativas al uso de dinero que permiten realizar transacciones económicas. El modelo de cooperación o de intercambio para crear empresas autosustentables no suena tan descabellado cuando los integrantes se ponen de acuerdo respecto a sus verdaderas necesidades. Lo cierto es que necesitamos comida, un hogar, ocio, entretenimiento, etc., etc., pero no necesitamos dinero. El dinero es una forma de conseguir lo que necesitamos, pero no es la única.
6. Vuélvete productor
Las compañías compran materias primas, les aportan un valor agregado y luego las venden a un precio muy superior. ¿Por qué? Porque el valor agregado permite que incluso una narrativa (como la elaboración artesanal o la filantropía) encarezca un producto. Aprende a crear algo con tus manos: algo útil, algo hermoso, algo que puedas vender o cambiar por otra cosa útil y/o hermosa. Dejemos de comprar y comencemos a construir (el mundo del futuro no viene enlatado).
7. Involúcrate en la educación de tus hijos
Educar en casa (homeschooling) es uno de los pasos más radicales que pueden darse para salir del sistema, pero lo cierto es que es poco viable en algunos países. Si necesitas enviar a tus hijos a una escuela “normal”, asegúrate de conversar con ellos; recuerda tu propia educación: la escuela está hecha para condicionar y aleccionar, no para enseñar a pensar. Si el sistema no cambia en el plazo de nuestra propia vida, tal vez nuestros hijos y los hijos de ellos tengan una base sólida si reaprendemos a ser familia.
8. Involúcrate en tu propia educación
Aprendiste a creer en un país, en un dios, en una forma de vida en sociedad. Esa sociedad, ese dios y ese país se desmoronan a tu alrededor. ¿Qué hacer? Además de aprender los elementos esenciales de una supervivencia en nuevos términos, sería bueno que cultivaras también una mentalidad crítica y una sensibilidad diversa: piensa si te gustaría más participar en una revolución solemne y severa o en una revolución realmente alegre e inspiradora. Piensa dónde te gustaría que vivieran tus seres queridos. Piensa.
9. Haz trabajo voluntario
Nuestra sociedad ha fracasado porque delegó enteramente en el gobierno el cuidado de todo. Si quieres un mundo mejor, constrúyelo. Haz algo más que donar unos centavos cada mes para sentirte mejor contigo mismo. Aprende algo; enseña algo.
10. Practica la desobediencia civil
H. D. Thoreau afirmaba que el hombre (y la mujer) libre debía plantar cara a la ley cuando esta es injusta: es su deber. Vivimos en una sociedad que se hace de la vista gorda para la desigualdad, la pobreza, el hambre, y que soluciona las crisis sociales con programas de televisión. Nos estamos transformando en bestias consumidoras de imágenes, mientras nos alienamos cada vez más unos de otros. Independízate de los medios tradicionales. La vieja estrategia de “divide y vencerás” sigue siendo efectiva en el caso de la alienación mediática: apaga la televisión, participa en campañas en favor de tu comunidad (de preferencia no organizadas por el gobierno), deja de fantasear en internet y sal a transformar el mundo. Tal vez aún estemos a tiempo.
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