Quien recorra la Vía Cassia entre San Quirico d’Orcia y Buon debe hacer un alto en Montalcino, cerca de Siena. Esta pequeña población yergue sus torres sobre una alta colina poblada de viñas y olivos. Parece uno de esos paisajes con los que nuestros antiguos pintores decoraban algunas pinturas de santos.
En Montalcino, en una pequeña iglesia que no viene señalada en las guías turísticas, existe una hermosa escena.
"… A través de Via Moglia se accede a la Iglesia de San Pietro, que aunque románica de origen, fue reconstruida y modernizada durante el seiscientos.
En el altar mayor vemos la entrega de las llaves a San Pedro. En el altar de la derecha observamos la Glorificación de la Eucaristía. Y en el de la izquierda vemos a Cristo Crucificado. Las tres grandes pinturas debidas a Buenaventura Salimbeni, fueron ejecutadas entre 1598 y 1614."
El cuadro que nos interesa es el llamado “La Glorificación de la Eucaristía”. En los textos de la historia del arte que hemos consultado no se menciona esta amplia pintura y es de notar que las citas bibliográficas de Salimbeni son realmente escasas.
En la parte alta podemos observar sobre una gruesa nube, a la izquierda a Jesús y a la diestra a Dios Padre, quienes sujetan con sus manos, uno con la izquierda y el otro con la derecha, dos especie de antenas que parten de una gran esfera transparente, más bien sólida, que recuerda las modernas antenas de un autorradio del tipo no telescópicas.
La punta de una de ellas está rematada por una cruz y la otra por una pequeña esfera, cuyo significado es fácilmente imaginable.
Entre ambas “antenas” y a la altura de la cabeza de las dos figuras se observa una paloma, símbolo del Espíritu Santo de la que mana una intensa luz.
La esfera de la cual parten las antenas se presenta como si fuera de cristal y en cuyo interior, como para dar idea de la esfericidad, se observa una escena pintada con fuerte cromatismo, que ilustra lo que parece ser el interior de una habitación con una puerta.
Una ancha faja ecuatorial, con apenas relieve, circunda la esfera e incluso puede observarse por la parte trasera como para indicar la transparencia, lo que subraya una vez más la realidad material del objeto.
El detalle que hace que el observador quede más perplejo es la protuberancia, a la derecha y abajo, similar a un objetivo de una tele-cámara en el interior del cual se adivina la presencia de una lente.
Aunque se observe el cuadro de forma superficial es imposible pensar que el pintor pudiera haber visto un objeto similar a uno de los Sputnik y que lo hubiera representado.
La esfera transparente con estructura interna recuerda algún caso ufológico como el de Las Islas Canarias. De esferas rodeadas de anillos ecuatoriales se habla en todos los libros del tema OVNI, en especial en la encuesta realizada en el Brasil por el Profesor Olavo Fontes, por citar al más famoso. También el caso de Isla Trinidade, del que fueron testigos todos los tripulantes del buque oceanográfico Almiro Barauna.
Centro de estudios interplanetarios
En este cuadro pueden ver una especie de retrato del “Sputnik I”, el primer satélite que puso en órbita la Unión Soviética el 4 de octubre de 1957. Según los ufologos, se trata de una esfera brillante (con su reflejote amarillo) con dos antenas de las que se agarran el padre y el hijo celestiales, y hasta con la lente de una “cámara espacial” en el cuadrante inferior izquierdo.
Para empezar, cualquiera puede ver que la pintura y el “Sputnik I” son idénticos:
Bueno, idénticos salvo porque el Sputnik tiene cuatro antenas tangenciales, es plateado y no tiene “cámaras espaciales”, mientras que la pintura en cuestión muestra al “globo de la creación”, el mundo en versión libre, con el sol arriba a la derecha donde es de día y la luna abajo a la izquierda (no una cámara espacial, la luna), y las dos personas de la deidad cristiana sostienen sobre su creación dos cetros. Si uno se acerca lo suficiente, verá que el cetro que lleva el hijo, Cristo, a la izquierda de la pintura (a la derecha del padre) tiene en el extremo superior una pequeña cruz roja representando su sacrificio, misma que tampoco tenía el Sputnik. Por cierto, las “líneas raras” que se ven en el globo son una “T” invertida que solía usarse para representar al mundo, tal como lo sostenían en la mano los emperadores que se retrataban sintiéndose inmortales.
“Pero, por favor”, dirá el creyente fiel, leal y contumaz, “¿por qué no hay cientos de pinturas similares?”
Pues las hay, aunque no las conozcan los héroes del silencio neuronal. A menos que usted crea que en éstas dos el padre y el hijo no traen cetros, sino que le arrancaron las antenas al Sputnik:
Otra representación muy similar a esta es “La Trinidad” de Marco Bianchini, en la Basílica del Santo Sepulcro de Jerusalén.
En esta otra representación de la Trinidad de Pieter Coecke, se puede ver el detalle del contenido de la esfera. En el centro y con la sombra se encuentra la Tierra. Debajo la Luna y encima el Sol.
Más ejemplos:
Fuente lamentiraestaahifuera.com
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