La interrupción de los sistemas GPS, la paralización del tráfico aéreo y el corte de luces, ordenadores y móviles por todo el mundo durante mucho tiempo es un escenario más real de lo que muchos estiman.
Científicos, corporaciones globales de seguros e instituciones gubernamentales estadounidenses como el Departamento de Seguridad Nacional (DHS), la NASA, la Oficina de Política Científica y Tecnológica (OSTP, por sus siglas en ingles), toman en serio el impacto desolador que podría darse en caso de que una poderosa tormenta solar sacuda la Tierra, informa el portal EurekAlert! Pese a que la probabilidad de que esto ocurra es baja, los investigadores instan a que debemos estar preparados para afrontar el acontecimiento.
Asimismo, durante el simposio 'Ciencia de Meteorología Espacial y Aplicaciones: Investigación para Hoy, Preparación para Mañana' ('Space Weather Science and Applications: Research for Today, Training for Tomorrow'), que tuvo lugar el pasado 31 de marzo en Washington, EE.UU., los especialistas resaltaron la creciente urgencia tanto para la investigación científica como para el desarrollo de aplicaciones prácticas en la esfera.
"En cuanto los sistemas empiecen a fallar, [las interrupciones] pueden multiplicarse en cadena de manera que ni siquiera podemos imaginarlo", comentó Daniel Baker, director del Laboratorio de Física Atmosférica y Espacial de la Universidad de Colorado en Boulder.
Además de la interrupción de las comunicaciones y redes de energía, los poderosos estallidos de radiación electromagnética, partículas cargadas energéticas y plasma magnetizado podrían corroer las tuberías de agua y alcantarillado, borrar los datos históricos de la memoria de los ordenadores, socavar operaciones militares y de seguridad, y perjudicar a los astronautas que se encuentran en el espacio.
En 2013 el mercado de seguros británico Lloyd's estimó que una tormenta solar afectaría a entre 20 y 40 millones de ciudadanos de Estados Unidos "con una duración de hasta 1 ó 2 años", dependiendo de la disponibilidad de transformadores de reemplazo. La recuperación de los posibles daños costaría entre 600.000 millones y 2,6 billones de dólares.
Fuente EurekAlert (us)
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