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viernes, 22 de enero de 2016

Los tres niveles de la conciencia


EN BREVE ESBOZO DE UNA CLASIFICACIÓN DE LOS DIFERENTES NIVELES DE CONCIENCIA DESDE LA PERSPECTIVA DE LA FILOSOFÍA DE LA INDIA, PARTIENDO DESDE LA CONCIENCIA QUE EMERGE DE LA PERCEPCIÓN SENSORIAL HASTA AQUELLA DE LA REINTEGRACIÓN CON LA TOTALIDAD DE LA EXISTENCIA.

Si la conciencia es en realidad lo único existe, como sugiere el brahmanismo, según queda expresado en la siguiente frase de uso extendido: “La conciencia no existe, es la existencia”, entonces podríamos decir que en realidad sólo existe un nivel de conciencia que es la totalidad que integra toda la existencia (y anula todos los estados de diferencia). Sin embargo, desde nuestra perspectiva, como centro aparentemente separado de la totalidad, como individuos, se presenta un intervalo y por lo tanto una multiplicidad de niveles de conciencia.

Ciertamente existe una gran cantidad de sistemas místicos y esotéricos para mapear los diferentes niveles fundamentales de la conciencia (mapas que buscan ser también una especie de herramienta de alpinismo sutil), pero si tomamos un esquema tripartita, como ocurre en el misticismo generalmente –cuerpo, alma, espíritu, podemos bien utilizar el esquema que plantea Kenneth Grant, el sucesor de Aleister Crowley en la orden mágica del Ordo Templi Orientis, en su libroOuter Gateways. Sin pensar que esta división es en ninguna manera definitiva (¡si la conciencia es infinita, entonces podríamos también tener infinitos niveles!), consideró que está lo suficientemente armonizada con principios universales, según se encuentran en las diferentes tradiciones para que pueda servir como una herramienta filosófica y posiblemente con utilidad práctica dentro de una meditación.

Los tres vehículos de la Conciencia [Grant utiliza el término Awareness: conciencia, alerta, atención], como aparecen desde el estado despierto, son identificados con cuerpo, mente, y conciencia. Cuando la conciencia se identifica con el cuerpo entonces la conciencia de las “cosas” es experimentada. Pero cuando la postura yace en la Conciencia total, la conciencia ya no se experimenta de manera individual sino cósmicamente, universalmente; no personalizada sino impersonalizada. Es entonces como siempre ha sido y será –el Ser Verdadero.

Eso que generalmente es considerado un vacío, una suspensión, es realmente todo lo que somos, Pura Conciencia, a veces llamada al Ser.


1. Si uno percibe desde los sentidos, los objetos materiales aparecen. Este es el estado de vigilia.

2. Si uno observa desde la mente, objetos sutiles (pensamientos) aparecen. Este es el estado del sueño.

3. Si uno observa desde la Mente Quieta, sólo el sujeto que observa permanece, ESO es la Conciencia. Para el ignorante, este estado es como estar dormido; para el hombre iluminado se revela como la Realidad.


Primero hay que mencionar que la conciencia en la filosofía de la India suele ser algo superior a la mente, más parecido al espacio mismo que abarca el universo en su totalidad. Es también un principio creativo, ya que el mundo puede considerarse más que una máquina, un pensamiento o un sueño –algo que sucede dentro de la Conciencia.  

Grant invierte los términos de lo que comúnmente conocemos como conciencia, pero no es una inversión arbitraria. La pacífica inconciencia es en realidad la unidad de la conciencia universal, nos dice, un poco de la misma forma que el budismo compara el nirvana con el sueño profundo, con el mar sin olas (ni pensamientos), la reabsorción total en Buda y aniquilación del ser individual.

El estado de despertar que conocemos e identificamos con la conciencia en otro nivel es exactamente similar al sueño –estar despiertos aquí en el tiempo es estar dormidos en la eternidad. Recordemos el fragmento de Heráclito que dice “Muerte es cuanto vemos despiertos”, lo que sugiere que estamos actualmente de alguna manera muertos y vivimos realmente cuando soñamos, en lo que coincide Platón cuando escribe que el cuerpo es la tumba del alma.

Esto se explica mejor con el concepto de pralaya en el hinduismo. La creación y la destrucción del universo son vistas como ciclos eternos que emergen de la Deidad Absoluta, cuyo cuerpo es el universo. Este ritmo tiene su período de manifestación en el periodo de Manvantara, o Día de Brahma y su reintegración o destrucción en el pralaya. Desde nuestra perspectiva pralaya sería la aniquilación total, y sin embargo es también el despertar de Brahma, ya que se dice que el universo es su sueño y para que este se manifieste, como el Ein Sof de la cábala, debe de alguna manera retirarse para dar a luz al espacio.

Así el universo, aunque sea ilusoriamente, se mueve del estado de absoluta subjetividad (que es la Conciencia de Brahma) al de objetividad relativa que es la conciencia del ego y de las cosas. Por supuesto, desde nuestra conciencia fragmentada es imposible alcanzar a entender y describir ese estado de reintegración en la Conciencia que sueña el mundo. Los budistas describen el parinirvana como un estado de éxtasis perpetuo, de perfecta paz eterna. H. P. Blavatsky escribe en La doctrina secreta:

Durante el largo descanso llamado Pralaya, cuando toda la existencia se disuelve, la Mente Universal permanece como una posibilidad perenne de acción mental, como el abstracto pensamiento absoluto, del cual la mente es sólo una manifestación relativa y concreta.

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