La firma de abogados Baker & Hostetler anunció hace unos días la contratación de un producto de inteligencia artificial de IBM llamado Ross. Ross es el primer abogado de inteligencia artificial del mundo.
Diseñado como una herramienta algorítmica de auto-aprendizaje, Ross es capaz de reproducir la mayor parte de las habilidades cognitivas básicas y posee habilidades de investigación afinadas. Esto incluye entregar citaciones judiciales.
Ross se unirá al equipo de 50 abogados especializados en casos de quiebra de Baker & Hostetler.
“Usted le hace las preguntas de manera clara en inglés, como lo haría con cualquier otro colega, y Ross luego busca a lo largo y ancho de todo el cuerpo de la ley y devuelve una respuesta citando específicamente el apartado de la legislación correspondiente, la jurisprudencia y las fuentes secundarias para que usted no tenga que pedir el tiempo buscándolo”, sostiene el sitio web de Ross. “Además, ROSS supervisa la ley día y noche para notificar cualquier nueva decisión judicial que pueda afectar a su caso”
El CEO y co-fundador de la empresa ROSS Intelligence, Andrew Arruda habló recientemente en una conferencia legal sobre esta nueva tecnología:
“Estamos ante el primer día en que la inteligencia artificial entra en el mundo de la ley”
Ross será utilizado principalmente como una herramienta de investigación, ya que su capacidad para sintetizar rápidamente un gran número de archivos de casos y extraer material de relevante podría resultar muy valiosa.
Últimamente hemos tenido otras noticias sorprendentes relacionadas con la inteligencia artificial.
Recientemente, Google reveló que había estado alimentando a un bot de Inteligencia Artificial con novelas románticas y que el bot había empezado a escribir extrañas poesías post-modernas. A principios de este año, IBM se asoció con la compañía Softbank para la fabricación de robots humanoides para su uso en tiendas al por menor.
Jill Watson, un sistema de inteligencia artificial de la compañía IBM, lleva desde enero de este año como profesora asistente de un curso ‘online’ en la Universidad Tecnológica de Georgia (EE.UU.) sin que ninguno de sus alumnos se haya dado cuenta.
La tarea de Watson era responder a las consultas electrónicas de 300 universitarios sobre sus proyectos de diseño de programas informáticos.
“Parecía una conversación normal con un ser humano”, señala una de las estudiantes, Janiffer Gavin. “Era una persona, bueno, una profesora asistente, que nos recordaba las fechas límite y hacía preguntas en medio de la semana para suscitar conversaciones”, agrega.
La integración de Ross en un despacho de abogados marca otro hito en la incorporacion de la Inteligencia Artificial a nuestras vidas.
¿Cuánto tiempo tardaremos en ver a un juez robot tomando decisiones y condenando automáticamente a las personas basándose en sus algoritmos de análisis y justicia?
Ahora parece una fantasía, pero pronto dejará de serlo.
Cada vez una mayor cantidad de personas irán perdiendo el trabajo en favor de las inteligencias artificiales, en ámbitos cada vez más diversos.
Y la gran pregunta que sigue sin obtener respuesta es: ¿cómo se va a mantener económicamente toda esa gran cantidad de población que no podrá trabajar? ¿Qué va a suceder con ellos? ¿Qué modelo económico va a permitir mantenerlos sin que produzcan nada? ¿Es que acaso vamos a vivir todos en unas largas vacaciones pagadas desde el día que nazcamos?
Desgraciadamente, las respuestas a todas estas preguntas siempre llevan a senderos de lo más inquietantes…
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