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lunes, 20 de noviembre de 2017

Libro de los antiguos Mayas: Seres de otros Mundos crearon al ser Humano


Libro de los antiguos Mayas: Seres de otros Mundos crearon al ser Humano


El libro de los antiguos Mayas, de gran valor histórico y espiritual, ha sido llamado erróneamente Libro Sagrado o la Biblia «k’iche». Está compuesto de una serie de relatos que tratan de explicar el origen del mundo, de la civilización, de diversos fenómenos que ocurren en la naturaleza, etc.

Estos seres que crearon a la humanidad son referidos en el Popol Vuh, como «el Creador, el Antiguo, el Dominador, la Serpiente Emplumada, («ellos» que engendran), «Ellos» que dan la existencia, cerniéndose sobre el agua como una luz al amanecer».

¿Qué significa esto? se piensa originalmente que los antepasados mayas se referían a «Ellos» cuando intentaban hablar de los (dioses, los seres celestiales) «a los creadores de la humanidad». Curiosamente, los antepasados hablan de cómo todo llegó a ser, y a través de estas lineas del Popol Vuh podremos apreciar claramente la supuesta influencia que tuvieron «Ellos» dentro de la creación del «hombre».


Cuando se lee a través del capítulo uno del libro encontramos lo siguiente: «Estaban ocultos bajo plumas verdes y azules, por eso se les llama Gucumatz (Serpiente Emplumada). De grandes sabios, de grandes pensadores es su naturaleza. De esta manera existía el cielo y también el Corazón del Cielo, que éste es el nombre de Dios. Así contaban.

Llegó aquí entonces la palabra, vinieron junto con Tepeu (el Dominador) y Gucumatz (la Serpiente Emplumada), en la oscuridad de la noche, y hablaron entre sí Tepeu y Gucumatz. Hablaron, pues, consultando entre sí y meditando; se pusieron de acuerdo, juntaron sus palabras y su pensamiento.


Entonces se manifestó con claridad, mientras meditaban, que cuando amaneciera debía aparecer el hombre. Entonces dispusieron la creación y crecimiento de los árboles y los bejucos y el nacimiento de la vida y la creación del hombre. Se dispuso así en las tinieblas y en la noche por el Corazón del Cielo, que se llama Huracán. El primero se llama Caculhá Huracán (El Relámpago). El segundo es Chipi-Caculhá (El Surco del Relámpago). El tercero es Raxa-Caculhá (El Rayo que Golpea). Y estos tres son el Corazón del Cielo.»

Es interesante señalar, que no sólo el Creador, el Antiguo, el Dominador, la Serpiente Emplumada CREARON al hombre, ellos crearon todo lo demás: «Luego la tierra fue creada por ellos. Así fue en verdad como se hizo la creación de la tierra. ¡Tierra!, dijeron, y al instante fue hecha. Como la neblina, como la nube y como una polvareda fue la creación, cuando surgieron del agua las montañas; y al instante crecieron las montañas. Solamente por un prodigio, sólo por arte mágica se realizó la formación de las montañas y los valles; y al instante brotaron juntos los cipresales y pinares en la superficie. Y así se llenó de alegría Gugumatz, diciendo: ¡Buena ha sido tu venida, Corazón del Cielo; tú, Huracán, y tú, Chípi-Caculhá, Raxa-Caculhá! Nuestra obra, nuestra creación será terminada, contestaron.»

«La tierra entonces fue cubierta con las diversas formas de vida animal. El Creador y el Antiguo dice a los animales: Decid, pues, nuestros nombres, alabadnos a nosotros» Pero los animales no podían hablar como un hombre!. Entonces dijeron sus autores: «Nuestra gloria aún no es perfecta, ya que vosotros no podréis invocarnos. Guaridas y alimentos tendréis, pero en cuanto a tu carne, se comerá. Este es tu destino.» ¿Habla el antiguo texto que varias veces «ellos» trataron de crear al hombre? Parece como si estos seres hubiesen fallado al principio, y en el «cielo» «ellos» se sentaron y lo pensaron bien una vez más. ¿Puedes sentarte literalmente en el cielo? Bueno, probablemente, si estás en un avión u otro vehículo … ¿verdad?


Aquí está lo que los textos antiguos resumen: «Una vez más hay un consejo en el cielo. «Vamos a tratar de nuevo, hagamos de ellos los que han de ser nuestros vehículos y alimentadores.» Así que los Creadores estaban decididos a hacer al hombre. De la tierra roja ellos moldearon su carne; pero cuando lo hicieron, vieron que no era bueno. Él era incoherente, no tenía fuerzas, era inepto, acuoso; él había sido dotado con el habla, pero no tenía la inteligencia; Y luego se consumió en el agua sin ser capaz de mantenerse en pie».

Parecía como si el Creador, el Antiguo, el Dominador, la Serpiente Emplumada, «Ellos» que engendran, «Ellos» que dan existencia no hubiesen estado satisfechos con su creación y desaparecieron cuanto quisieron. «Una vez más los dioses entraron en consejo. Se decidió que el hombre sea hecho de la madera del tzité (alcornoque), y la mujer de la médula del zibac (sauce); pero el resultado no fue satisfactorio – eran meramente maniquís de madera. Y estas son las personas que habitan en la superficie de la tierra. Ellos existieron y se multiplicaron, pero no tenían ni el corazón ni la inteligencia, ni la memoria de sus creadores. Llevaban una vida inútil y vivían como los animales.»

«Ellos no eran sino un intento de los hombres. Debido a que no dirigieron sus pensamientos hacia el Corazón de los Cielos, la faz de la tierra se oscureció, y una lluvia triste comenzó a caer. Llegaron (entonces) todos los animales, grandes y pequeños (y los hombres fueron) golpeados en sus propias caras por los palos y las piedras. Todos los que les habían servido hablaron, para atormentarlos; incluso sus utensilios tomaron forma y voz para añadirse a su miseria. Entonces los hombres corrían de aquí para allá en desesperación. Ellos buscaron refugio en los tejados, pero las casas se derrumbaron por debajo de ellos; trataron de subir a los árboles, pero los árboles les tiraban abajo; intentaron entrar en las cavernas, pero las cavernas eran cerradas ante ellos. De esta manera se logró la destrucción de estas criaturas, salvo unos pocos de sus descendientes que ahora existen en el bosque como pequeños monos.»


La tercera parte del Popol Vuh continúa la historia de la creación con el siguiente texto:

“Una vez más los dioses comulgaron juntos y el Creador y el Antiguo hicieron cuatro hombres perfectos – su carne estaba compuesta enteramente de maíz amarillo y blanco.” El nombre de la primera fue Balam-Quitze; de la segunda, Balam-Agab; de la tercera, Mahucutah; del cuarto, Iqi-Balam”.

Aquí está la parte interesante del Popol Vuh:

“Ellos no tenían ni padre ni madre, ni se hicieron por los agentes ordinarios en la obra de la creación, pero su venida a la existencia era un milagro extraordinario, causada por la intervención especial del Creador. «Verdaderamente, al menos, los dioses vieron a los seres que eran dignos de su origen.”

Como se puede ver en las partes anteriores del Popol Vuh, tenemos descripciones detalladas de cómo los seres que no eran de la Tierra, CREARON al hombre: el Creador, el Antiguo, el Dominador, la Serpiente Emplumada, Ellos que engendran, Ellos que dan existencia habían tenido una comunión muy estrecha en varias ocasiones, y después de varios intentos, «ELLOS» crearon a la humanidad.


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