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lunes, 13 de junio de 2016

Juegos para sensibilizar a los niños sobre la importancia de la Naturaleza


Sensibilizar a los niños en la protección de la Naturaleza es más fácil si la educación se viste con el irresistible disfraz del juego. En efecto, las actividades lúdicas son un modo estupendo de atraer la atención de los más pequeños de la casa hacia la belleza y riqueza del entorno. No entendido desde un enfoque práctico, sino acercándolos a su esencia para que conozcan y valoren su alma.

Si tienes hijos, nietos o sobrinos, pongamos por caso, y eres amante de la Naturaleza, probablemente tendrás ganas de hacerles descubrir su gran belleza y necesidad de protección.

Descubrir, comprender y amar

Las actividades que propondremos a continuación buscan crear ya desde la más tierna infancia un sentimiento de conciencia ecológica para que a lo largo de su vida les sirva como enseñanza. No en vano, además de heredarlo en buenas condiciones, un reto de los adultos, a ellos les corresponderá luego cuidarlo y ser sus mejores protectores.

Para lograrlo, nada como ayudarles a descubrir el entorno sin invadirlo, disfrutando de él como observadores privilegiados del gran espectáculo de la vida. Solo así podrán comprenderlo y, como dice la famosa frase, finalmente conocerlo será amarlo. Solo entonces habremos cumplido nuestro cometido como educadores.

Preservar la biodiversidad

Las actividades lúdicas que permiten sensibilizar a los niños en favor de la preservación de la biodiversidad muy a menudo están relacionadas con la exploración de la Naturaleza. Las posibilidades son tantas como nos dicte la imaginación.


Podemos animarlos a hacerlo como si fueran aventureros. Siempre bajo la supervisión necesaria, por supuesto, pero dejando que se equipen como si fuesen exploradores, con sus mochilas, sus prismáticos, su brújula, sus chirucas… y sin olvidar la ropa cómoda, hidratación y sombreros o gorras para la protección solar.

No se trata de recibir una clase magistral en el campo sino de dejar que se hagan preguntas, y ayudarles a responderlas. Ser imaginativos es un plus que ellos agradecerán y les ayudará a implicarse.

La riqueza del ecosistema abarca desde lo que se ve de un simple vistazo a todo un mundo microscópico, por lo que pueden equiparse también con lupas para observar a los insectos o cualquier otro detalle. Siempre sin molestar a los animales, tocarlos ni mucho menos cogerlos o maltratarlos.

Conocer lo pequeño y lo grande, ser conscientes de la complejidad de los ecosistemas, de su constante bullicio y actividad les hará sentirse parte de un todo, y comprender la importancia de preservar a las especies.


Igualmente, al llegar a casa, con el acopio de materiales naturales realizado (hojas secas, arena, piedrecitas, conchas de mar, etc.) pueden hacer manualidades muy divertidas y creativas. O, simplemente, pueden hacer dibujos sobre su día de paseo, colorearlos, hacer una pequeña maqueta de un ave o de un árbol con papel reciclado…

Lecturas verdes entre el verde

Idealmente, podemos aprovechar las salidas al campo para que los peques se diviertan leyendo. Si queremos evitar las protestas y el aburrimiento, dediquemos un tiempo a elegir títulos de forma casi casi estratégica.


La clave para convertir la lectura en un acto lúdico está en la buena elección de los títulos y, en el caso de los más pequeños, en leerles cuentos en voz alta, teatralizando incluso. Si la historia no les engancha puede producirse el efecto contrario, y provocar rechazo.

Lógicamente, también podemos hacerlo en modo digital, con tabletas o ebooks y, si nos sentimos creativos, escribamos nuestros propios cuentos y hagamos sesiones de lectura en voz alta buscando la participación de los peques.

A la caza del tesoro

Jugar al escondite, pasar la pelota, al escondite u organizar una búsqueda del tesoro en plan gincama hará que los niños pasen preciosos momentos en plena Naturaleza.


Jugar con la arena o la tierra también es interesante, si bien conlleva un cierto riesgo en lugares donde se encuentren ciertas bacterias. Se trata de una situación excepcional, y por lo general ensuciarse con barro y, en general, jugar al aire libre les hará sentirse cercanos a ella, al tiempo que mejorará su comportamiento.

Entre otros efectos, favorece su autoconfianza, sociabilidad, les ayuda a valorar los riesgos y dificultades por sí mismos, al tiempo que les ayuda a descargar estrés y fomenta su imaginación. Aprovechemos estos beneficios para canalizar su energía sin fin a juegos y actividades que los haga conocer mejor y apreciar el entorno.

La jardinería o la agricultura ecológicas son una opción fantástica para que se diviertan y aprendan estos valores verdes. Iniciarlos en el cuidado de sus propias plantas significa desde presencial el pequeño gran milagro de la vida hasta, por ejemplo, recoger sus propias cosechas, fotografiar sus flores y, en fin, disfrutar de la Naturaleza participando activamente en su crecimiento.


De hecho, responsabilizarse de sus plantas les hará sentirse orgullosos de ellas, de lo bonitas que luce, de cómo crecen, y de cómo han superado tales o cuales dificultades con su ayuda.

Descubrir la magia de las estrellas

El planeta lo conforman el mar, la tierra y el aire, y el cielo forma parte de la Naturaleza. Aprovechemos la magia para iniciar a los pequeños en la astronomía. Bastará con principios básicos, que podemos aprovechar para aprender también nosotros, e ir enseñándoselos cuando contemplemos juntos el cielo.

Mirar las estrellas en familia es una bonita actividad que puede dar lugar también a la invención de cuentos que tendrán un algo especial inolvidable. Y, aún mejor, aprovechemos una noche de acampada para inventar una canción inspirándonos en la belleza de una noche estrellada y cantémosla acompañándonos de una guitarra o una armónica. (Fuente)

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