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sábado, 9 de abril de 2016

¿Cómo se siente morir? Personas que tuvieron experiencias cercanas a la muerte intentan explicarlo



Así esperes reunirte con tus seres amados en el más allá o creas que la existencia termina luego exhalar el último respiro, lo que realmente sucede tras la muerte es, irónicamente, uno de los grandes misterios de la vida, un misterio cuya respuesta certera solo conocen aquellos que han traspasado el umbral… Pero hay gente que ha llegado al límite de ese umbral y ha vuelto para contarnos lo poco que pudieron atisbar del mundo de los muertos.

Recientemente en el sitio de preguntas y respuestas Quora ha recolectado algunas experiencias cercanas a la muerte publicadas por sus usuarios en base a la pregunta: ¿Cómo se siente morir?



A continuación reproducimos en español las respuestas más llamativas y trascendentales compartidas por la gente.

Sin Palabras

"Tuve una ECM (Experiencia Cercana a la Muerte), y puedo decir que sentí serenidad, tranquilidad y felicidad. No hay una palabra en español para describir lo maravillosamente bien que se siente", dice Megan.

Muerte Dulce

Otro de los relatos más leídos es el de una tal Vera, cuya experiencia se remonta a su niñez en la Unión Soviética, cuando un escape de monóxido de carbono de un termotanque casi le propina la llamada "muerte dulce".

"Puedo verla ahora, arrullándome para dormir, cubriéndome con su pesada e invisible manta de la muerte", cuenta la usuaria de Quora. "Sentí que mi corazón se aceleraba, mi cabeza literalmente zumbaba como si hubiera un panal de abejas en su interior. Sabía que mi madre y yo íbamos a morir en ese momento y teníamos poco tiempo para evitarlo. Tratando de pedir ayuda perdimos lentamente la consciencia. Estábamos muriendo y nadie en el mundo podía escucharnos. Fue entonces cuando recuerdo haber visto una especie de plasma de colores a mi alrededor, era una perspectiva visual muy extraña. Al principio lucían como nubes de líquido, algo como lo que se ve en las imágenes de galaxias obtenidas por los telescopios actuales. Los colores se fundían entre ellos a mi alrededor y a través de mí".

"Era hermoso. Sentí que me levantaba de mi cuerpo como si éste fuera en realidad una enorme carga; fue liberarme de la gravedad, elevarme, definitivamente con un sentido de dirección, inhalando y expandiéndome. Traté de mirarme a mi misma, pero no había nada ahí. Eso me impactó pero no me asustó. Tampoco me sentí sola, había “otros” a quienes no podía ver pero sabía que estaban ahí porque me “hablaban”. Fue como si me dieran la bienvenida", explica.



"Sentí una vastedad infinita, pero también la ausencia del tiempo, como si todo hubiera colapsado en cero y pasara al mismo instante. La última cosa que recuerdo es querer estar en algún lado y automáticamente teletransportarme allí, eso me emocionó. Era infinitamente feliz".

Vera fue salvada por un llamado de su padre a la ambulancia. Tanto ella como su madre fueron encontradas colapsadas en el suelo. Los doctores le dijeron al hombre que era imposible salvar a su hija y que había estado clínicamente fallecida entre 15 y 45 minutos ya. Sin embargo, el desesperado padre insistió en que se aplicaran las correspondientes técnicas de reanimación y Vera milagrosamente volvió a la vida.

"Cuando la muerte me llegue sabré que solo es un cambio desde el caparazón físico a algo más y que siempre habrá un Yo y nunca estaré sola", concluye Vera.

Cuando el corazón se detiene

Por si no bastara tener un encuentro muy cercano con la muerte, hay personas que han tenido varios. Ese es el caso de Barbara, que estuvo a punto de irse al otro mundo en tres ocasiones diferentes cuando su corazón se detuvo en intervenciones quirúrgicas a causa de una rara intolerancia a las drogas.



"A pesar que podía oír todo perfectamente —el monótono beep final del monitor, a los doctores, las ruedas de la camilla rechinando—, no tenía otra sensación. Mientras me hundía en la inconsciencia, me sentí muy fría y relajada, sin necesidad de respirar, sin nada más de qué preocuparme, sin dolor de ningún tipo, totalmente en paz. La oscuridad se acercó desde las esquinas hasta cubrir todo", comparte Barbara.

"Y entonces me revivieron, cada una de las tres veces; la primera agregando Narcan en mi intravenosa, las otras dos veces con reanimación cardiopulmonar, después de las cuales pasé toda una noche en la unidad cardíaca del hospital".

Otra vez colores

Lo siguiente lo escribe Lori que, al igual que Barbara, ha experimentado más de una vez el hecho de estar clínicamente muerta.

"Morí a los 6 años en la mesa de operaciones, en un procedimiento quirúrgico delicado, y fui revivida 10 minutos después. Recuerdo haber estado en paz, y sentirme cómoda. No estaba sola. Vi muchos colores; no luz, sino colores como si mis ojos estuvieran cubiertos con alguna tela teñida o algo por el estilo", cuenta.

Su segunda experiencia fue a los 23 años, cuando tuvo una reacción alérgica a una droga prescrita y fue revivida pasados 6 minutos. "Experimenté exactamente lo mismo. Una sensación de estar rodeada por algo familiar. Un sentimiento de paz y seguridad… ¡y esos colores! Eso fue lo que sucedió y no me importa si me creen o no", sentencia Lori.

Regresa

Si bien no especifica la circunstancias de la experiencia cercana a la muerte, una mujer llamada Dea asegura haber visualizado una "hermosa luz blanca en la cima de una montaña".




"Lo primero que me dije a mi misma fue: Oh Dios, ¡he muerto!", cuenta en su publicación. "Había tanta gente subiendo a esa montaña, hacia la luz. Yo, por mi parte, estaba furiosa. No podía dejar de pensar cómo había pasado por la sala de emergencias tantas veces y todo había salido bien, y ahora, sin esperarlo, estaba muerta. No vi mi propio cuerpo, pero sí noté que la demás gente fallecida en aquella montaña lucía normal. Por primera vez en mi vida no sentía dolor de ningún tipo. Solo estaba enojada… Transcurridos unos pocos minutos, mi prima se apareció ante mí y me dijo: “Deanne, regresa”. No me habían llamado Deanne desde que era una niña, y ella era una de las pocas personas que me conocía por ese nombre. Cuando me di vuelta para ver qué quería decir con “regresa”, caí con fuerza a la cama del hospital con media docena de doctores y enfermeras alrededor gritándome “¡quédate con nosotros!”.

"El dolor regresó. Estaba en shock. Nunca olvidaré mis dos minutos y medio como difunta, a pesar, claro, que soy afortunada al haber podido regresar a la vida", añade.

Ver también (Nueve estremecedoras evidencias físicas de la reencarnación)


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