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sábado, 19 de diciembre de 2015

¿Usaron los egipcios tecnología antigravitatoria?

El monolito de Assuán. Si el paradigma de todas las pirámides del mundo está en la Gran Pirámide de la meseta de Gizeh, su homólogo en el campo de los obeliscos yace tallado en la cantera de mismo nombre abandonado desde hace miles de años en misteriosas circunstancias. ¿Queréis saber quién pudo tallar semejante monstruo arquitectónico? ¿Cómo lo hicieron?

La magnitud del monolito asombra desde hace miles de años

Estamos ante una de esas rarezas increíbles en el mundo de la arqueología. De 42 metros de largo, nada menos, esta pieza es un monolito en forma de aguja paralelepípeda erguida, con cuatro lados y coronada por una pirámide pequeña denominada piramidión. Su función parece estar firmemente vinculada al culto solar de Heliopolis, la On Biblica, al identificarse esta construcción con el primer punto en el que se posaron los rayos del sol durante la creación del mundo, según la mitología egipcia de esta ciudad. No en vano, el significado de la palabra “txn” utilizada por los egipcios para denominar a estas enormes agujas, y por tanto esto significaba literalmente rayo de sol.

La obsesión de los pueblos antiguos con ese dios Horus que vemos continuamente representado en todas las culturas de la tierra, tiene aquí un exponente gigante.


¿Por qué erigir algo tan grande y sobre todo, cómo demonios querían transportarlo? El profesor José Álvarez López, defienden la posibilidad de que nos encontremos ante simples pararrayos, haciendo referencia al material metálico con el que se construía el mencionado piramidión: el electrum, un combinado natural de oro y plata al que se añadía, con frecuencia, un porcentaje de cobre. Unos conocimientos en química mucho mayores de lo que podríamos llegar a pensar en un primer momento.

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El misterio de Asuán incluye muchos enigmas científicos

En la antigüedad tenemos continuamente este tipo de problemas. Las grandes pirámides de Gizeh poseen bloques de hasta 40 toneladas con medidas de entre los 20 y los 30 metros, pero este obelisco inacabado de Asuán fechado en la XVIII Dinastía, es decir, hacia el 1400 a.C. pesaba demasiado como para siquiera planteárselo.


Una vez puesto en pie, este coloso superaría los 40 metros de altura y su peso rondaría las 1.200 toneladas.


En el estudio de estos gigantescos monumentos son dos los problemas que nos podemos encontrar. El primero de ellos es el trabajo de la piedra. Parece inexplicable que con herramientas de cobre se pudiera trabajar con soltura una piedra tan dura como el granito. 

Hoy día a ningún constructor moderno se le pasa por la cabeza realizar un bloque de piedra de tan descomunales proporciones por el simple hecho de que sería imposible de mover.
Nuestros camiones de mayor carga pueden transportar apenas 50 toneladas. En caso de, por ejemplo, cargar con una viga para un puente de un peso mayor, deben ir escoltados por la policía de carretera y a una velocidad de 20 kilómetros por hora. Tal es el peligro, pero en la antigüedad aquello importaba poco, al parecer. ¿Cómo lograron los egipcios, entonces, cargar manualmente lo que hoy no podemos hacer con nuestras mejores máquinas? Tradicionalmente se ha interpretado que el traslado de un gran obelisco se realizaba arrastrándolo hasta el río, donde era embarcado en un gran barco de papiro y madera. Pero, según el especialista Kurt Lange, de haberlo hecho así, la lógica nos lleva a pensar que el objeto saldría totalmente acabado de la cantera.

Con ello se pretendería evitar cargar con un peso mayor innecesario y así, se conseguiría compensar el peso del mismo con la flotabilidad de la embarcación. El problema es que estamos ante bloques perfectos, no una mezcla de ellos. Las tallaban de una sola pieza en un trabajo que poco menos que podríamos llamar maestro.


El problema es mayúsculo: estos obeliscos aparecen cincelados en un único bloque con una precisión extrema utilizando únicamente rudimentarios cinceles de cobre en una piedra tan dura como el granito.


Existen bajorrelieves egipcios que tratan de explicar el transporte de estas inmensas moles, pero los arqueólogos se encuentran con otro problema: si todos los elementos aparecen representados a escala, ¿por qué los obeliscos aparecen mucho más pequeños? ¿Acaso tenían algún tipo de tecnología que les permitiera agrandar o empequeñecer el granito a voluntad?
De ser así esto demostraría una impresionante cantidad de conocimientos científicos a los que a día de hoy, en el siglo XXI no dispondríamos. Incluso llega a mostrarse cómo un solo barco llegaba a transportar dos obeliscos al mismo tiempo. El colmo.

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El obelisco permanece en el mismo lugar desde hace miles de años

Si a esto añadimos que el Nilo está repleto de bancos de arena y de bajos, en donde suelen verse atrapados los barcos modernos, construidos expresamente para este recorrido, parece inexplicable cómo pudieron los egipcios transportar estos grandes obeliscos cientos de kilómetros río abajo. Podríamos pensar que la altura o profundidad de las aguas del río o el fondo del mismo habrían cambiado evidentemente, pero eso sigue sin explicar el problema del peso de los monolitos. De hecho, en la edad moderna eso ha podido comprobarse ya que en el siglo XIX Egipto proporcionó obeliscos a Francia, Inglaterra y América.


Los norteamericanos se vieron rodeados de todo tipo de problemas para transportar su obelisco a Nueva York.


De hecho, en el verano de 1880 para trasladar uno de estos obeliscos a la gran manzana se construyó un tren especial para transportar el obelisco que avanzó por las vías mediante una máquina de vapor. Aquello fue todo un espectáculo: el obelisco se desplazó por las calles a una velocidad que apenas superaba los 30 metros al día, era muy difícil doblar una simple esquina y un equipo de más de 500 personas trabajó noche y día sin descanso para lograr tal hazaña. Tardaron un mes en cruzar Central Park. Habían sido necesarios 4 meses para mover el bloque en sólo 3 kilómetros, algo irrisorio comparado con la distancia que los egipcios conseguían desplazar hace más de 4000 años.

Tecnología desconocida
Según la egiptología, Hatshepsut, la reina que gobernó durante la XVIII dinastía, tardó sólo 7 meses en tallar, extraer, transportar a 250 kilómetros y erigir en Karnak dos obeliscos sin máquinas de vapor ni correas hidráulicas, sólo con mano de obra. Si me permiten, mano de obra de gigantes, cuanto menos.

Los estudiosos no dejan de asombrarse y de exponer todo tipo de hipótesis. La más conocida es que ante el lugar elegido para su levantamiento se fabricaba una rampa de arena y barro y supuestamente por ella se dejaba caer lentamente el obelisco, orientándolo hacia el lugar elegido con una serie de cuerdas que tensaban o frenaban la caída según se precisara. Abajo se construía un grueso muro de contención con varios canales en su interior para que fluyera la arena desalojada, y que funcionaba de tope mientras se tensaban las cuerdas que hacían ascender el obelisco.

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Visión vía satélite del obelisco

El único problema de esta tesis es saber cómo diantres subían el obelisco hasta lo más alto de la rampa habida cuenta de la imposibilidad de construir cables que soportasen esa tensión. Otro punto interesante sería conocer el material con el que se habría fabricado el mencionado muro de contención, material que debería ser capaz de soportar el peso y la fuerza de bajada del obelisco, más toda la masa de la tierra de la rampa que arrastraba en su deslizamiento.

Estamos hablando de hace 4000 años, es decir, una tecnología que supuestamente provocaría que cualquier muro convencional de adobe o piedra conocido no aguantara la embestida del obelisco en su descendimiento. Pero ellos lo hicieron.


Tampoco hay ninguna marca o alguna especie rastro que dejara el obelisco hasta los templos donde se erigía, algo que debería ser más que visible por el peso soportado a nivel geológico. Otras teorías también exponen que aquello podría deslizarse a través de troncos pero esto podría parecer poco menos que un disparate:  la madera era un recurso verdaderamente escaso en el Nilo y el peso del propio obelisco aplastaría por completo los troncos. Cálculos actuales exponen que ni siquiera los más modernos rodillos de metal resistirían su peso en esa superficie y con esas dimensiones. Un auténtico misterio.

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Los agujeros fueron tallados con precisión extrema

Tampoco se ha hallado nada en el monolito que indique el uso de cinceles o martillos, pues no quedaron restos de escoriaciones, pero si se observa de cerca, se aprecian anchos surcos verticales producidos por algo parecido a una pala que pudo modelar sus proporciones. La única explicación posible es que, cuando atacaron la piedra, ésta tendría que haber estado obligatoriamente blanda. 

Tanto en las caras laterales como en la parte superior de este Obelisco Inacabado se aprecian canales paralelos de igual tamaño, como si el moldeado fuese simétrico.

A pocos metros del monolito, para más inri, los químicos egipcios se entretuvieron en perforar la piedra circularmente, dejando así unos pozos cuyo fin a día de hoy se desconoce. En ellos cabe un hombre perfectamente. Sus paredes, sin restos de golpes, no son rectas, de lo que se deduce que fueron ahuecadas de manera irregular, sin aparente esfuerzo y sin que en la operación interviniera máquina alguna. ¿Acaso en el antiguo egipcio moldeaban las piedras a voluntad?

Comparación asombrosa
Los arqueólogos de la actualidad afirman que sea quien sea quien realizó esta proeza, se erigieron de modo similar a la construcción del obelisco egipcio en la plaza de San Pedro. El arquitecto Doménico Fontana en 1586 levantó la piedra de 327 toneladas con la ayuda de “trenes de botellas”, 800 trabajadores y 140 caballos. Tenía eso sí, la ventaja de que él tenía terrenos lisos y libres. En Baalbek y en Assuán no se cuenta con esas condiciones de terreno, al contrario, la cantera se encuentra aproximadamente a 1km y el trayecto que los une se encuentra repleto de accidentes geográficos pero lo asombroso es que no hay rastro alguno de carretera, calzada, rampa u otros terraplenes que incluso podrían sugerir remotamente el arrastre o empuje de estos megalitos desde la cantera a su sitio colina arriba. ¿Tenían tecnología antigravitatoria?

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Detalle del viselado del borde en esta fotografía aérea

Estamos ante algo inaudito porque además, si realizamos un simple cálculo matemático descubrimos que es imposible mover estas enormes piedras por un grupo de hombres normales. Para lograrlo, sería necesario reunir a 10.000 levantadores de talla olímpica, es decir, de los que son capaces de soportar un peso de 200 kg cada uno, fuertecitos ellos. No parece que tal cosa estuviera al alcance de los constructores de Assuán.

“Bloques de esas dimensiones tuvieron que ser tallados y puestos allí por seres de fuerza sobrehumana o por miembros de una civilización que conociera los secretos de la levitación y la antigravedad” sugiere el atrevido ex ingeniero de la NASA Maurice Chatelain.

Por si todo esto no fuera suficiente, a todo este misterio tenemos que añadir que han sido encontradas numerosas piedras vitrificadas, un fenómeno geológico que solo puede asociarse a la enorme acción de una fuente de calor. La vitrificación implica un cambio molecular en la composición de la piedra debido a altísimas temperaturas aplicadas de una forma instantánea (más de 1000 grados centígrados, siendo este un mínimo aplicable según composición), quedando suave y con un aspecto derretido y con un evidente brillo metálico.

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Un enigma histórico sin solución

La vitrificación de la piedra en antiguas construcciones no solo la podemos encontrar en sitios como Baalbek o Asuán, sino que tenemos evidencia de este fenómeno en más templos antiguos: otro ejemplo de rocas vitrificadas las podemos encontrar en Cuzco (Peru) y en algunas de las ruinas existentes donde los bordes de las piedras presentan vitrificación, como es el caso del templo de Uran Pacha, Hanan Pacha y Sacsayhuaman. La vitrificación en este caso parece una técnica de construcción para “ablandar” los bordes de las rocas y así hacerlos encajar con una increíble precisión.

El único problema como siempre es la energía: ¿de dónde salía tanto calor hace miles de años para supuestamente moldear la piedra sin disponer de conocimientos sobre electricidad?

Sin llegar a recurrir a teorías que incluyan intervenciones extraterrestres, algo sugerente en base a las descripciones de los famosos Nephilim y de libros como el de Enoc, es evidente que estamos ante una prueba más de que una civilización muy anterior a todo lo que conocemos que fue capaz de lo imposible: mover piedras de más de 1000 toneladas que además presentan una enigmática vitrificación por causas desconocidas. Un último y romántico apunte: aquello quedó abandonado allí hasta el fin de los días ya que no se dispone de tecnología para transportar algo así desde ese punto del mapa. ¿Fue el famoso obelisco inacabado de Asuán abandonado allí para dejar constancia de la desconcertante técnica con la que fue diseñado? Por ufopolis

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